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Descripción

Las historias de cementerio son clásicas dentro del género del terror. Hay algo en la muerte, en los tributos que los familiares dejan a sus seres queridos fallecidos, en esas fotos sepia que perduran en el tiempo y las lluvias y que parecen mirarnos desde la puerta de un mausoleo, el olor a flores dulzón, el paisaje gris y por lo general solitario que se deja ver a lo largo de un campo sembrado de cruces, que hace que el ser humano se sienta fascinado y atraído irremediablemente.

Este nuevo volumen de Voces Anónimas, el séptimo, ahonda en los misterios más arcanos y atrayentes de estas leyendas: un niño que le teme la oscuridad y que descubre los peores secretos de la muerte, la triste historia de una dama que se encuentra en la soledad más absoluta y debe rendirse tributo a sí misma para no termi.nar en el olvido, un tesoro escondido en el lugar más recóndito de un mausoleo de Montevideo, una apuesta jurada sobre un camposanto que sale terriblemente mal...

Las historias del cementerio juegan con nuestros sentimientos más profundos, con el miedo más primitivo que tiene el hombre, que es la muerte. Pero, también, nos deja enseñanzas: como toda gran historia de terror, su temática nos hace conscientes de lo finitos y chiquitos que somos en comparación con las grandes fuerzas del universo.

Paradójicamente, estas historias desgarradoras nos hacen disfrutar aún más de la vida, nos recuerdan que no debemos perder el tiempo en cosas vanas y que tenemos que hacer todo lo posible para ser felices y disfrutar de nuestro tiempo dado. Porque, como decían sabiamente los antiguos romanos:

Carpe diem, memento mori. (Disfruta el día, recuerda que vas a morir).

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