La Mano Izquierda De Dios. Villiam E. Barrett
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Características principales
Título del libro | La mano Izquierda de Dios |
---|---|
Subtítulo del libro | Sin datos |
Serie | Sin datos |
Autor | Villiam E. Barrett |
Idioma | Español |
Editorial del libro | Dinor |
Edición del libro | Quinta |
Tapa del libro | Blanda |
Volumen del libro | Único |
Con índice | No |
Año de publicación | 1980 |
Otras características
Cantidad de páginas | 377 |
---|---|
Altura | 19 cm |
Ancho | 12.5 cm |
Peso | 0 g |
Material de la tapa del libro | Cartulina |
Con páginas para colorear | No |
Con realidad aumentada | No |
Traductores | Magdalena Galligo |
Género del libro | Narrativa |
Subgéneros del libro | Ficción Histórica |
Tipo de narración | Novela |
Versión del libro | Castellana |
Tamaño del libro | Mediano |
Colección del libro | Prisma |
Accesorios incluidos | Ninguno |
Edad mínima recomendada | 15 años |
Edad máxima recomendada | 99 años |
Escrito en imprenta mayúscula | No |
Cantidad de libros por set | 1 |
ISBN | 009781234567 |
Descripción
De joven piloteó un DC3 por cuenta del Gobierno chino, estrellándose en las montañas y siendo encontrado herido por Mieh Yang, el señor de la guerra. Hacía ya tres años que estaba con él y ya tenía treinta años.
Jim Carmody había dado al olvido muchas cosas y apenas recordaba esos días. Pero en estos momenos sentía una inquietud, que traspasaba lo físico. Se sentía en peligro, pero estaba descontento, tratando de escapar.
Su sueldo era jugado a los dados con Mieh Yang y perdía o ganaba el doble. Y ahora habían herido de muete a un misionero americano. Jim Carmody revisó su maletín. Era el sacerdote Peter O`Shea. El, que ya no pensaba en la religión, estaba ante la suma de latín, griego, filosofía, teología y apologética. Un sacerdote chino le dió la pauta para escapar al decirle que las oraciones son escuchadas. El sacerdote budista le dijo que esa muerte fue por alguna finalidad. El severo trato dado a los asesinos del sacerdote hizo de salvoconducto para dar paso a este otro sacerdote que llegó a la misión católica en algunos días, con el nombre de Peter O`Shea: ya no un desertor del ejército chino. Indeciso, por un instante lamentó el disfrazarse con la ropa del Padre Peter, pero al ver los rostros fijos en él debió decidir entre su liberación de esas montañas o revelar que su sacerdote estaba muerto.
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